“Creo sinceramente que fueron las semanas de mayor aprendizaje del tiempo que he vivido en ese lugar. Esas cosas que no son ir a escuchar a un profe repetir conceptos muchas veces obsoletos, anotar materia a memorizar, o ejercicios mecánicos a resolver. No, son esas cosas que se aprenden en el hacer y compartir con otros, proponiendo ideas con un fin colectivo, en el libre debate entre personas. Esos momentos donde se reflejan nuestros aspectos más humanos y sensibles, ahí donde surge la real convicción y que, la verdad, quedan para toda la vida».
Les comparto este relato escrito con motivo de la conmemoración de los 5 años de aquel recordado 4 de Agosto. Esto como una contribución a la memoria del movimiento estudiantil, rescatando lo que fue la vivencia de aquel momento y del mítico paro de 3 semanas en la FEN (Universidad de Chile). Reivindicándonos como los protagonistas, bajo el prisma de que fuimos y somos nosotrxs lxs que escribimos la historia, entendida como proceso dinámico que surge en este caso al calor de la espontaneidad, la reflexión y acción colectiva, y de la cual aún nos queda mucho por escribir.
Corría el mes de Agosto y la Facultad de Economía y Negocios regresaba tranquilamente a clases luego de las vacaciones de invierno. Pero el país tranquilo no estaba, pues desde marzo se habían producido las primeras marchas masivas no autorizadas en contra del aberrante proyecto Hidroaysén, con fuerte represión y álgidas barricadas en el corazón de Santiago. Y por supuesto, a esas alturas estudiantes de cientos de liceos y decenas de universidades se encontraban movilizados contra los evidentes síntomas de una educación enferma, basada en el lucro, la deuda, la segregación, la competencia, y demás lógicas de mercado. Nuestra misma facultad hermana de arquitectura llevaba un mes en paro y cerca de 3 meses en Toma. Si bien algunos grupos organizados habían impulsado jornadas de difusión y discusión de las demandas, era poco el apoyo que lograban al interior del indiferente ambiente de la FEN. Fue entonces aquella mañana de jueves en que algo cambiaría…
La convocatoria estaba hecha, a pesar a de la negativa de la Intendencia a autorizar la marcha matutina de los secundarios, apoyada por la Confech, y la posterior marcha universitaria convocada para la tarde. L@s estudiantes tenían claro que había que dar la cara como fuese, como muestra de la fuerza del movimiento y que no se iban a dejar doblar la mano frente a un gobierno que sólo respondía con fuerza policial. Pero en la facultad, era como si nada pasase, como si fuesen cosas que ocurrían en Venezuela o Medio Oriente. Recuerdo estar en clases de Tecnología de 9:40 a 11:10, cuando me meto a cooperativa.cl y veo que Camila Vallejo declara: No habíamos visto tal nivel de represión, el centro de Santiago está en estado de Sitio. En ese momento me baja una impaciencia por salir a ver qué estaba pasando, cómo era la respuesta de l@s compañer@s que fueron a marchar. Es entonces que al salir de la clase, comienzo a sentir picazón en la nariz, y ese inconfundible olor a gas lacrimógeno. Me quedo mirando hacia la salida del Hall que da hacia Diagonal Paraguay, y percibo que hay secundarios moviéndose de aquí para allá, siendo perseguidos por la policía. Con mi amigo el Maiki decidimos acercarnos a cachar mejor lo que ocurría, cuando vemos que compañeros nuestros de facultad -la mayoría mechones igual que nosotros- deciden abrirles a l@s cabr@s que estaban siendo apaleados, en muestra de solidaridad y como rebeldía también ante la orden que recibieron los tíos de la facultad desde Decanato de no abrir la reja a nadie. ¡Vamos cabros, entren loco, tamos con ustedes!, se escucha desde este lado. 10, 20, 30, hasta como 50 secundarios entran en ese momento al Hall, al tiempo que nuestros compañeros logran volver a cerrar la reja para evitar que ingresen los pacos. ¡Buena cabros gracias, nos salvaron, nos querían masacrar!, se escucha entre los visitantes. En ese momento miro hacia la facultad, masas de estudiantes, profes y funcionarios observando lo que pasaba. Algo hermoso se produce: espontáneamente los que estábamos apañando desde las pequeñas escaleras hasta las puertas esas de madera y vidrio, comenzamos a gritar a todo pulmón junto con l@s secundari@s: ¡Vamos Compañeros, hay que poner un poco más de empeño, salimos a la calle nuevamente, la educación chilena no se vende, se Defiende!, como si nos hubiesen venido a buscar y soltásemos toda la rabia contenida hacia nuestro espacio tan poco empático, al tiempo que el Hall ya parecía estadio, con el puente repleto de gente curioseando.
Al cabo de un rato, l@s secundari@s piden que los dejen salir, que muchos tienen amig@s y compañer@s afuera y no los pueden dejar solos. Los cabros deciden volverles a abrir, aún contra la negativa de los tíos que se encontraban allí. Sin embargo, una vez afuera, recae un fuerte contingente de guanacos y zorrillos por ambos lados de Diagonal, lo que genera que al cabo de 5 minutos, soliciten nuevamente que les abriéramos la reja. Aquí es que los tíos se paran firmes diciendo, no sigan con el juego, todos tenemos que cuidar la facultad, van a dejar la caga con esto. Pero la decisión estaba tomada, e íbamos a apañar a los secundarios a como diera lugar, generándose una situación de conflicto que deriva en un forcejeo -al tiempo que afuera nos suplicaban que les abriéramos-, donde finalmente nos hacemos valer los estudiantes accediendo a abrirles nuevamente a l@s cabr@s para que pudieran resguardarse.
Posterior a eso vino el caos, l@s secundari@s entran en avalancha al ver que un zorrillo echaba gas a menos de un metro de la cuneta junto con un guanaco que accionaba cada vez más cerca su letal chorro de agua tóxica. Esta vez entran todos como un solo bloque buscando no sucumbir a los ataques, al tiempo que los más aperrados que quedaban de la facultad proceden a ir cerrando la reja lo más rápido posible para que no ingrese la policía. Es entonces que se cuela una gran nube de lacrimógena hacia el interior del Hall (ya no recuerdo si alcanzan a patear la bomba hacia afuera, o era el gas del zorrillo). Resultado, todos los que tragamos gas quedamos ciegos, casi sin poder respirar y con un ardor insoportable. Esto incluyó a funcionarios y estudiantes, algunos vomitando, otros simplemente en el suelo.
Después de eso, viene un llamado de parte de un grupo de estudiantes convocando a una Asamblea de Facultad, diciendo que tenemos que resolver ahora qué vamos a hacer frente a todo lo que ocurría en ese momento. Esta tiene lugar en la extinta cancha de pasto natural, donde comienza un rodeo de palabras diciendo que no podemos seguir así, que hay que movilizarnos para responderle al país, otro por ahí diciendo que el camino no es el paro… finalmente quedamos más o menos como en que habría votación al día siguiente. Es entonces que algunos comienzan a gritar: ¡Ya oh, vamos a la calle que es ahí donde tenemos que estar ahora, se están haciendo mierda a nuestros compañeros y hay que ir a apañarlos! Dicho esto, nos trasladamos un buen grupo hacia la entrada de autos de Diagonal, para ir a realizar un corte de calle. Éramos un@s 70 parad@s en medio de la avenida frente a la Petrobras, gritando consignas a favor del movimiento estudiantil. Recuerdo estar gritando a viva voz: ¡Y va caer, y va a caer, la Educación de Pinochet!, justo después de ir a buscar con algún compañero a la bomba de bencina barreras de esas que dicen Descarga de Combustible, para bloquear mejor el tránsito. Debemos haber estado ahí unos 20 minutos, cuando la policía regresa con su ofensiva represiva: guanaco, zorrillo, y esta vez con efectivos prestos a llevarnos detenidos. La mayoría alcanzamos a entrar, salvo un cabro que conocía que tomaron preso. A los pacos no se les ocurre nada mejor que lanzar 2 lacrimógenas hacia adentro, ahí al sector de estacionamientos, donde justo se encontraba si mal no recuerdo el decano Agosin, quien acababa de llegar a intentar calmar los ánimos, tragándose todo el humo de una de las bombas. Piedras volaban en respuesta, ¡aquí cabros agarren camotes, démosle cara!
La lucha callejera se prolongó durante horas, afuera la represión no cesaba un solo momento, al tiempo que l@s compas respondían en cada esquina con más resistencia, gritos y barricadas. La FAU ya estaba convertida en campo de refugiados y de batalla campal, así mismo la FECHh, lo que llevó esto último a que durante horas de la tarde un gran número de lacrimógenas cayeran en el sector de la cancha de pasto, volviéndose aún más insoportable el aire en todo el campus Andrés Bello. Lo que se necesitaba era actuar, resistir, demostrar que aunque ellos eran los armados no dejaríamos nuestros brazos torcer frente a la feroz arremetida del gobierno. Y por supuesto defender los recintos estudiantiles del ingreso de los pacos. Es en este contexto que se comienza a decir que habrá ocupación nocturna de la facultad, que no podemos dejarla tirada sino los pacos entrarán a destrozarla, además de generar un espacio de asamblea donde poder discutir mejor los pasos a seguir. A eso de las 9 de la noche, comienzan espontáneamente a escucharse ruidos metálicos, cada vez más ruidos que provenían desde los edificios y el conjunto de los vecinos, manifestando su repudio al actuar del gobierno y en apoyo a estudiantes, suceso que por supuesto nos llenó de motivación y satisfacción. Es así que, posterior al arduo y prolongado combate con las fuerzas policiales en cada ingreso del campus, y en cada calle del centro de la capital, se da inicio a la Asamblea nocturna. Recuerdo justo antes haberme dado una vuelta por fuera a eso de las 11 de la noche, y la verdad cada esquina parecía escenario de guerra, con fuego de barricadas ya reducidas y piedras por montón.
Éramos unos 200 los que estábamos ahí, esa fría medianoche de jueves listos para discutir cómo movilizarnos como facultad. Así se fue dando, surgen voces diciendo que la votación a paro indefinido el día siguiente es la mejor opción si queremos lograr legitimidad en este espacio tan indiferente, otros diciendo que es la oportunidad histórica para levantar una Toma de facultad que sea símbolo de la resistencia universitaria al interior de la Chile. Palabras más, palabras menos, se procede a la votación, ganando opción paro por cerca de 3/4. Luego de eso, se levantan comisiones de Trabajo para impulsar el llamado a paralizar, las cuales se prolongan hasta cerca de las 5 dado el entusiasmo y también la urgencia que había. Esa noche dormimos entonces en las salas de deportes que hay al final de la cancha, con las frazadas y sacos que habían, mientras que un grupo había levantado una fogata en la parrilla para capear la helada que caía. No debe haber sido más de una hora la que dormimos, cuando nos despiertan para ir a repletar de afiches la facultad, que apelen a la conciencia estudiantil y la necesidad de movilizarnos. Colgamos grandes lienzos en la parte entre la torre y el pequeño hall donde está Pedro Aguirre Cerda, otro en el ingreso al casino, afuera de la biblioteca, etc…
No pude quedarme a la votación puesto que tenía una pichanga comprometida. Pitazo final, veo la hora, ya deben estar los resultados. Aló Mariana, cuéntame pooo. ¡Estamos en paro franchuteeeeee! Guaaaa, no cabía de alegría, la Facultad de Economía y Negocios paralizada por una semana, tremendo. A partir de entonces, vinieron las semanas más felices que he vivido en la Universidad. Desde el día 1 del paro, se activaron las comisiones al 100%: comisión de educación, de agitación, de almuerzo, de reforma tributaria, entre otras cuantas. El entusiasmo era total, y habían concurrido una cantidad importante de cabr@s a participar, llegando la mayoría a las 8-9 am, muchos de los cuales hace rato no se levantaban a esa hora a clases. Las jornadas resultaron realmente fructíferas, la difusión de las demandas y problemáticas en semáforos y vías peatonales se efectuaba mañana y tarde, se creó una gran batucada que nos acompañó por un buen tiempo, se armó un ciclo de cine por la educación, múltiples foros se concretaron, así como el trabajo de reforma tributaria se profundizaba cada vez más bajo la conducción del Benja Leiva y otras mentes brillantes de Economía y también de Derecho. Los almuerzos y actos culturales eran junto con todo lo anterior un vivo ejemplo de organización comunitaria efectiva basada en la solidaridad y el compañerismo. Lo increíble fue que muchas personas que no simpatizaban con la idea de paralizar, al ir a darse una vuelta esa semana a la FEN cayeron en cuenta de que al parecer los paros sí eran necesarios para poder organizarse, discutir y aportar de manera real al movimiento estudiantil, fenómeno que llevó a que del 54% que sacó el paro la primera votación, el segundo viernes lográramos un 62% de aprobación.
El paro se extendió durante 3 semanas. Simbólicamente fue potente que una facultad defensora del status quo y las lógicas mercantiles se movilizara de forma real, concitando la mirada de medios de comunicación y que luego de 25 años toda la Chile volviera a paralizar.
La bajada del paro fue un duro golpe para todos los que estábamos convencidos de que era el momento de cambiarlo todo desde la esfera estudiantil. Sin embargo con el tiempo fui valorando cada vez más dicha experiencia, aquellos días de movilización regocijantes de compromiso, espíritu de rebeldía, de discusiones donde no había nadie dueño de la verdad, sino que éramos nosotros quienes la estábamos construyendo en ese mismo momento. Pero también repletos de empatía y apoyo mutuo, de espacios de distensión e iniciativas espontáneas, de risas y amistades, que compartíamos entre tod@s quienes decidieron hacerse parte de esas bellas jornadas de facultad movilizada. Creo sinceramente que fueron las semanas de mayor aprendizaje del tiempo que he vivido en ese lugar. Esas cosas que no son ir a escuchar a un profe repetir conceptos muchas veces obsoletos, anotar materia a memorizar, o ejercicios mecánicos a resolver. No, son esas cosas que se aprenden en el hacer y compartir con otros, proponiendo ideas con un fin colectivo, en el libre debate entre personas. Esos momentos donde se reflejan nuestros aspectos más humanos y sensibles, ahí donde surge la real convicción y que, la verdad, quedan para toda la vida. Creo que tod@s l@s que vivimos eso, y en este caso lo narro desde la generación mechona de aquel histórico 2011, cambiamos de alguna forma nuestra perspectiva de vida. Convencid@s ya de que nuestro destino y el de nuestro pueblo está en la unión de las manos de cada un@, y que independiente del camino que recorramos construiremos junt@s una nueva sociedad.